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Txomin Pérez. Con la tecnología de Blogger.

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Son molinos

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¿La renuncia un papa enfermo?

10 de marzo de 2013

Hay temas que a uno se le escapan. No tenemos ni la preparación, ni la formación, ni el talento para tocar determinados temas... Y es mejor tomar palabras prestadas. Un buen préstamo es el que nos hace el jesuita James Martin, que publicaba lo siguiente en America Magazine, el pasado 11 de febrero:

¿Debería poder renunciar un papa enfermo? Para Juan Pablo II, la imagen del papa anciano y doliente tuvo un valor espiritual para su grey; para Benedicto XVI, ante todo es preciso cumplir bien un cometido. El discernimiento es siempre algo muy personal y es bueno caer en la cuenta de cómo dos hombres de profunda espiritualidad pueden tomar decisiones completamente distintas. Dios habla de forma diferente a personas diferentes incluso al enfrentarse a una misma cuestión.

En la vida de los santos, por ejemplo, vemos situaciones similares. Cuando san Francisco de Asís tuvo que afrontar una dolorosa enfermedad ocular, contraída, en opinión de aquellos médicos por derramar demasiadas lágrimas durante la Eucaristía, el santo prefirió persistir en aquellas prácticas de piedad. Sin embargo, cuando a san Ignacio le sucedió algo parecido, decidió seguir el consejo de los médicos y replanteó sus devociones, de modo que le permitieran tener suficiente salud como para ejercer bien su trabajo. Ambos habían respondido a lo que ellos creían que la voluntad de Dios trataba de inspirar en sus vidas. El papa ha hecho gala también de una gran libertad espiritual en su renuncia, lo que san Ignacio llamaba ser libre frente a los “apegos desordenados”. Poco usual es hoy, desde luego, el ejemplo de quien renuncia voluntariamente a un poder semejante.

Bienvenidos al Baile de las Letras

26 de febrero de 2013

Los que andamos todo el día trabajando con las letras y las palabras, sabemos que estas son “bailarinas” por naturaleza. Si no estamos atentos les da por ponerse a jugar y buscan cambiarse de sitio, de orden... y cuando creías que estaban bien colocadas, se pusieron como ellas quisieron.

El Papa Benedicto XVI decidió el pasado 15 de octubre, de 2012 -fiesta de santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia- que su Mensaje para la Cuaresma que acabamos de comenzar debería llevar por título «Creer en la caridad suscita caridad». Y decidió acompañarlo de la siguiente cita «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (I Jn 4,16). El Papa nos recuerda que en este tiempo de Cuaresma nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia... y desea que se reavive la fe en Jesucristo para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en nuestra vida.

Pues bien, las letras bailarinas decidieron comenzar su danza... y he visto publicado por ahí que «Creer en la calidad suscita caridad». Esto, que sin duda es una ERRATA... nos puede ayudar a pensar... y a ir un poco más allá. Si a calidad le añadimos de vida el Diccionario de la Real Academia nos encontramos con el «conjunto de condiciones que contribuyen a hacer agradable y valiosa la vida». Y parece que encontramos un sentido al baile de las letras. Creemos firmemente que todos los hombres deben tener las condiciones suficientes para que su vida sea agradable y valiosa... Para llegar a esta “calidad”, también debemos ejercer la “caridad”. Que no se limita solo a la “solidaridad” o la simple “ayuda humanitaria”... sino que la mayor obra de caridad es la Evangelización, haciendo hincapié en que «todo parte del amor y tiende al amor».

AMOR que tiene que tener como una de sus cualidades principales (siguiendo con el baile de letras) la calidez. Que se define como «calor, ardor». Y cierto es... si añadimos el ingrediente del “calor”, de la ternura a todo lo que hacemos, con seguridad la caridad que ejercemos ganará en calidad.

Y si hacemos las cosas con “ardor”... podremos hacer realidad aquello que nos anunciaba Santa Catalina de Siena y que Juan Pablo II recogió en el Jubileo de los Laicos (26-XI-2000, Solemnidad de Cristo, Rey del universo): «Si sois lo que debéis ser, es decir, si vivís el cristianismo sin componendas, podréis incendiar el mundo».

Corrupción

13 de febrero de 2013

La Doctrina Social de la Iglesia lo afirma con una claridad que ofrece pocas dudas. «Entre las deformaciones del sistema democrático, la corrupción política es una de las más graves porque traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social; compromete el correcto funcionamiento del Estado, influyendo negativamente en la relación entre gobernantes y gobernados; introduce una creciente desconfianza respecto a las instituciones públicas, causando un progresivo menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes, con el consiguiente debilitamiento de las instituciones. La corrupción distorsiona de raíz el papel de las instituciones representativas, porque las usa como terreno de intercambio político entre peticiones clientelistas y prestaciones de los gobernantes. De este modo, las opciones políticas favorecen los objetivos limitados de quienes poseen los medios para influenciarlas e impiden la realización del bien común de todos los ciudadanos».

Y añade: «La administración pública, a cualquier nivel -nacional, regional, municipal-, como instrumento del Estado, tiene como finalidad servir a los ciudadanos: “El Estado, al servicio de los ciudadanos, es el gestor de los bienes del pueblo, que debe administrar en vista del bien común”».

Y advierte: «Quienes tienen responsabilidades políticas no deben olvidar o subestimar la dimensión moral de la representación, que consiste en el compromiso de compartir el destino del pueblo y en buscar soluciones a los problemas sociales. En esta perspectiva, una autoridad responsable significa también una autoridad ejercida mediante el recurso a las virtudes que favorecen la práctica del poder con espíritu de servicio (paciencia, modestia, moderación, caridad, generosidad); una autoridad ejercida por personas capaces de asumir auténticamente como finalidad de su actuación el bien común y no el prestigio o el logro de ventajas personales».

Así que recordado esto, me queda poco que decir. En este país han ocurrido, están ocurriendo -y parece que van a seguir ocurriendo- cosas muy graves.

Y no vale echar balones fuera... diciendo que los políticos son tal o cual. «El sujeto de la autoridad política es el pueblo, considerado en su totalidad como titular de la soberanía». De una manera, o de otra... todos tenemos cierta responsabilidad en haber llegado a este punto.

Por el camino del desprestigio de todo lo que debiera ser recto y decente... no vamos a ningún sitio que merezca la pena.

Hace ya tres años

27 de enero de 2013

El duro día a día no ha cambiado mucho en Haití. Un país -que ya era el más pobre de América Latina- se paró aquel 12 de enero de 2011. Las cifras “oficiales” hablan por sí solas: 316.000 muertos, 350.000 personas heridas, y más de 1,5 millones de personas sin hogar.

El alojamiento, las malas condiciones sanitarias y los escombros que aún recorren las calles de la capital, continúan siendo algunos de los asuntos pendientes más preocupantes. El “a perro flaco...” se cumple con toda crudeza para estos hermanos nuestros. Más de un millón de haitianos aún necesitan de la ayuda humanitaria, según la ONU. Esto incluye las 358.000 personas que aún viven en campamentos, medio millón más que padecen inseguridad alimentaria y unos 73.500 niños menores de 5 años que padecen malnutrición.

Haití también se enfrenta, con toda probabilidad, a otro año de malas cosechas a causa de la sequía de principio de temporada y al paso del huracán Sandy, en noviembre de 2012, que afectó a 1.500.000 personas.

Y no nos olvidemos de la epidemia de cólera. Desde octubre de 2010, se han detectado cerca de 632.000 casos y más de 7.600 personas han muerto como consecuencia de la enfermedad.

Tres años después sigue siendo necesaria la ayuda. La labor de ONG de la Iglesia, como Cáritas, Manos Unidas, Misiones Salesianas o Mensajeros de la Paz, continúa siendo imprescindible. Por humanidad. Por justicia. Para que puedan tener un futuro digno.

123 mujeres

10 de diciembre de 2012

El pasado 25 de noviembre, “celebrábamos” (por usar algún verbo) el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Una conmemoración que no debería ser necesaria. Un motivo que no debería ser necesario recordar.

Según los datos facilitados por el Sistema de Seguimiento Integral de Violencia de Género. Ministerio del Interior, en lo que llevamos de año, en nuestra provincia 123 mujeres han dado un paso adelante y han denunciado el drama que viven a diario. Alguien podrá decir que estas cifras “no son tan malas” ya que durante el año 2011 fueron un total de 169 las denuncias presentadas. Pero hacer esta lectura solo serviría para engañarnos.

Seguimos buscando y rebuscando las mil causas de esta violencia. Las analizamos por activa y por pasiva... Pero no logramos rebajar la cifra de mujeres muertas en un año, ni muchísimo menos la de mujeres maltratadas.

Hay quien apunta, incluso, que está reducción de las denuncias no significa que vayamos a mejor... y que, desgraciadamente, hay mujeres que se ven abocadas a seguir viviendo “en el infierno”. La crisis económica y la situación de dependencia económica de muchas mujeres provocan que no denuncien casos de malos tratos por parte de sus parejas, de quienes dependen.

En los últimos cinco años, en toda España, casi 85.000 mujeres maltratadas han renunciado a seguir el proceso judicial. Denunciaron a su agresor, pero luego se echaron atrás. Ahora mismo... tres de cada diez víctimas dicen “no” a continuar y airear el infierno de su casa en un juzgado.

85.000 mujeres son muchas mujeres. De estas... un 65 % tiene hijos menores de edad. Y de estos menores... un 54,7 % han sufrido también directamente situaciones de violencia.

El reciente documento “La verdad del amor humano” (CEE, 26-IV-2012) afirma que quienes sufren violencia “deberían recibir solo ayuda, respeto y amor”. Está en nuestra mano que esto llegue a hacerse realidad... y no podemos permanecer impasibles. Ante este drama, que puede estar sucediendo a nuestro lado... todo esfuerzo es poco.
 

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