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Txomin Pérez. Con la tecnología de Blogger.

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Son molinos

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La Bella Desconocida

21 de enero de 2015

Conmocionados

15 de enero de 2015






En estado de conmoción. Así estamos. La brutalidad de la violencia fanática esta vez ha golpeado muy cerca de nosotros. Lo sucedido en París no podemos quedarnos en definirlo como un ataque contra la Libertad de Expresión. Que lo es. Al fanático no le gusta la libertad de expresión. Pero tampoco le gusta la libertad de culto, ni la libertad educativa, ni las libertades políticas, ni ninguna otra. Es un ataque contra la LIBERTAD en general. Y no le gusta la Libertad ni en Occidente ni en ningún otro sitio.

Se repite mucho que estos criminales están en guerra contra nuestro modo de vida democrático y occidental. Que esa es la “razón”. Y digo yo debemos superar esta visión eurocéntrica de las cosas. El mundo es más “global” de lo que hubiéramos imaginado. Las personas se mueven más de lo que habríamos previsto. Y las ideas -las buenas y las malas- circulan a tal velocidad y con tal libertad... como jamás habríamos soñado. Y somos un único cuerpo... lo que pase en cualquier lugar del mundo... nos afecta. Y podremos blindarnos, y vigilar nuestras casas y la del vecino. Protegernos. E incluso, cuando sea necesario... “matar un perro”. Pero el que se crea que con ello “se acabó la rabia”... se equivoca.

Las alimañas que han golpeado en París son las mismas que destrozan vidas y cercenan futuros en Siria, en Pakistán, en Afganistán, en Irak, en Yemen, en Sudán, en Nigeria... y -cuando pueden y como pueden- en Nueva York, en Londres, en Madrid, en Sidney...

Pero nos pasa como con el ébola. Da para un par de telediarios si pasa en Liberia. Pero es noticia y nos preocupa si el virus llega al Hospital Carlos III de Madrid. Pero esto es más grave que un virus. Estos fanáticos planifican y ejecutan... en el sentido literal. Y da para un par de telediarios si pasa en Siria... pero es noticia y nos preocupa si pasa en París. Y no podemos seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes. O enfrentamos y solucionamos los problemas de la humanidad de una manera global. O no habrá solución.

Nada puede justificar un atentado terrorista. Así lo ha dicho el presidente de la Conferencia de los Imanes de Francia al considerar a las víctimas como verdaderos “mártires” y denunciando a los terroristas diciendo: “Pero ¿de qué Profeta están hablando? No tenemos el mismo profeta. Su profeta es el del odio y del horror”. Profetas del odio y el horror a los que también se dirige el Papa Francisco: “Cualquiera que sea el motivo, la violencia homicida es abominable, no se puede justificar nunca, hay que garantizar y proteger con decisión la vida y la dignidad de todos, se debe rechazar cualquier instigación al odio y cultivar el respeto por el otro”.

Y sigo con el Papa. El pasado 11 de enero bautizó a 33 niños y niñas en la Capilla Sixtina. Entre otras cosas dijo: «Como un buen papá y una buena mamá, Dios quiere dar cosas buenas a sus hijos. Y ¿qué cosa es este alimento sustancioso que Dios nos da? Es su Palabra: su Palabra nos hace crecer, nos hace producir buenos frutos en la vida, como la lluvia y la nieve hacen bien a la tierra y la hacen fecunda».

Y estoy convencido que este es el deseo de todos los padres creyentes, de los buenos creyentes... en uno u otro Dios. Cosas buenas para sus hijos. No la muerte, el horror y la destrucción.

Queridos Reyes Magos

3 de enero de 2015



Queridos Reyes Magos de Oriente... Don Melchor, Don Gaspar y Don Baltasar:

Espero que al recibir la presente estén Ustedes bien, a.D.g., y ya tengan casi todo preparado para la noche del 5 de enero. Por aquí estamos bien... ilusionados con las Navidades. Las calles ya llevan un tiempo iluminadas, ya hemos visitado muchos belenes... y escribiendo las cartas con nuestra peticiones.

Yo, personalmente, creo que he sido bastante bueno y me he portado bien en el año que finaliza. Creo recordar que la mayoría de las noches de este año que finaliza me he dormido con la conciencia bastante tranquila... y eso es buena señal. Pero no quiero pedirles nada para mí. Tráiganme ustedes lo que consideren oportuno o justo. Ya les muestro mi agradecimiento de antemano.

Pero, les cuento... que resulta que el otro día estaba yo trabajando... y escuché voces en el patio del Palacio Episcopal. Y asomé a la ventana y me encontré a un buen grupo de pequeñines. Se habían acercado desde un vecino colegio... el Blas Sierra... a ver el Museo Diocesano. Ahí les tienen... bien abrigaditos porque hacía frío. Me han dicho que se lo pasaron muy bien.

Como les decía antes... no quiero pedirles nada para mí. Mejor... les pido a ustedes unas cuantas cosas para estos “minúsculos”... y para todos los que son como ellos.

Me gustaría pedirles, en primer lugar... que sean felices. Que en su vida noten con mucha intensidad el amor de los que les rodean. De sus padres, de sus abuelos, de sus tíos, de su familia, de sus vecinos... de toda la gente que les conoce... y de la gente que ni sabe quiénes son.

Me gustaría pedirle que no les falte nada de lo básico. Que en sus casas no falte el alimento, el vestido, el calzado, la calefacción, el agua y la luz. Que a sus padres no les falte el trabajo... No les pido que les sobre, pero no me gustaría que les faltase.

También quiero pedirles que en su vida haya lugar para la educación y para el juego. Que jueguen mucho, pero mucho mucho... y que aprendan mucho. Que sus maestros y maestras sigan viviendo su trabajo con ilusión y vocación. Y que les enseñen lo que es importante en la vida... y para la vida. Bueno... esto también me gustaría que se lo enseñasen en casa.

Y también me gustaría pedirles que los mayores hiciéramos que el mundo en el que están creciendo sea cada vez más humano. Que a ello nos ocupemos todos... desde el que tiene mucha responsabilidad... hasta el anónimo que nadie conoce. Me gustaría que pensáramos todos más en los demás y menos en nosotros mismos.

Y una última cosa. No sé si estos pequeñines van son amigos del Niño Jesús. También el pido que en el colegio, en casa o en la catequesis descubran que la amistad del pequeño nacido en Belén... es el mejor regalo que pueden recibir. Que la cuiden, que la hagan crecer, que la conserven, que la hagan llegar a otros amigos...

Y nada más... que para la noche del 5 de enero dejaré preparadas unas pastas, un poco de café con leche y agua para los camellos.

Y que les quiero mucho. Y que espero su llegada.

 

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