Los que
andamos todo el día trabajando con las letras y las palabras, sabemos que estas
son “bailarinas” por naturaleza. Si no estamos atentos les da por ponerse a
jugar y buscan cambiarse de sitio, de orden... y cuando creías que estaban bien
colocadas, se pusieron como ellas quisieron.
El Papa
Benedicto XVI decidió el pasado 15 de octubre, de 2012 -fiesta de santa Teresa
de Jesús, Doctora de la Iglesia- que su Mensaje para la Cuaresma que acabamos
de comenzar debería llevar por título «Creer en la caridad suscita caridad». Y
decidió acompañarlo de la siguiente cita «Hemos conocido el amor que Dios nos
tiene y hemos creído en él» (I Jn 4,16). El Papa nos recuerda que en este
tiempo de Cuaresma nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la
resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la
historia... y desea que se reavive la fe en Jesucristo para entrar en su mismo
torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en
nuestra vida.
Pues bien,
las letras bailarinas decidieron comenzar su danza... y he visto publicado por
ahí que «Creer en la calidad suscita caridad». Esto, que sin duda es una
ERRATA... nos puede ayudar a pensar... y a ir un poco más allá. Si a calidad le
añadimos de vida el Diccionario de la Real Academia nos encontramos con el
«conjunto de condiciones que contribuyen a hacer agradable y valiosa la vida».
Y parece que encontramos un sentido al baile de las letras. Creemos firmemente
que todos los hombres deben tener las condiciones suficientes para que su vida
sea agradable y valiosa... Para llegar a esta “calidad”, también debemos
ejercer la “caridad”. Que no se limita solo a la “solidaridad” o la simple
“ayuda humanitaria”... sino que la mayor obra de caridad es la Evangelización,
haciendo hincapié en que «todo parte del amor y tiende al amor».
AMOR que
tiene que tener como una de sus cualidades principales (siguiendo con el baile
de letras) la calidez. Que se define como «calor, ardor». Y cierto es... si
añadimos el ingrediente del “calor”, de la ternura a todo lo que hacemos, con
seguridad la caridad que ejercemos ganará en calidad.
Y si hacemos
las cosas con “ardor”... podremos hacer realidad aquello que nos anunciaba
Santa Catalina de Siena y que Juan Pablo II recogió en el Jubileo de los Laicos
(26-XI-2000, Solemnidad de Cristo, Rey del universo): «Si sois lo que debéis
ser, es decir, si vivís el cristianismo sin componendas, podréis incendiar el
mundo».
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