Santoral y refranero en diciembre
28 de noviembre de 2014
El mayor premio es compartirlo
26 de noviembre de 2014
Desde hace unos días hay un
anuncio en la televisión que nos pone un nudo en la garganta. A veces, la
publicidad -sin olvidarse de su objetivo... vender- es capaz de recordarnos
cosas que no deberíamos haber olvidado. Y no os voy a explicar el anuncio
-porque supongo que ya lo habréis visto- pero ya os digo que encuentro más VIDA
en estos 150 segundos que en muchas películas de 90 minutos... y por
supuesto... más que en todos los telediarios del año... juntos.
Dicho esto... también os digo que
me deja un profundo regusto agridulce el anuncio de la lotería. “EL MAYOR
PREMIO ES COMPARTIRLO” nos dice. Pues SÍ, tan cierto como que ahora es de día.
Y, según cuentan... cosas como estas ya pasaban antaño. «El grupo de los
creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada
de lo que tenía, pues lo poseían todo en común. Los apóstoles daban testimonio
de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a todos con
mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o
casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los
apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba» (Hch 4,
32-34)).
Lo que os digo... “pasaba”. Y no
es mala cosa que la publicidad venga a recordarnos que “en compartir está el
mayor premio”. Pero NO me gustaría que esto se quedara en el típico arrebato
prenavideño. Que somos muy dados a ello. Y SÍ me gustaría que este “mayor
premio” lo buscáramos durante todo el año. Aprovechando todo momento y
oportunidad. Pues seguramente todo sería distinto si eso hiciéramos.
Hace años, en otras circunstancias
de mi vida, hablábamos de “el compartir -no solo económico- como actitud
evangélica”. Y lo mismo tenemos que volver a hablar de ello. Y apuntando en “no
solo lo económico” pues aunque necesario, y más en estos tiempos... muchas
veces “lo fácil” es tirar de ese “algo suelto” en el bolsillo... El “gesto” es
rápido y tranquiliza conciencias.
Más complicado es «ambicionad los
carismas mayores» (1 Co 12, 31) y compartirlos, ponerlos a disposición de los
demás...
Nuestro tiempo, nuestros
talentos, nuestras ideas, nuestras manos, nuestras sonrisas, nuestros oídos...
Cada uno se tendrá que mirar por dentro y responder a la pregunta: ¿Qué “mayor
premio” tengo yo... para poder compartir? Ahí os lo dejo. Y ahí me lo dejo.
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«Entonces, ¿qué, hermanos? Cuando
os reunís, uno tiene un salmo, otro tiene una enseñanza, otro tiene una
revelación, otro tiene don de lenguas, otro tiene una interpretación: hágase
todo para edificación» (1 Co 14, 26)
«Ante todo, mantened un amor
intenso entre vosotros, porque el amor tapa multitud de pecados. Sed
hospitalarios unos con otros sin protestar. Como buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios, poned al servicio de los demás el carisma que cada
uno ha recibido» (1 Pe 4, 8-10)
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PD: Aunque el anuncio se adelante
“como el almendro”... y nos meta en la Navidad... aun no es tiempo de deciros
Feliz Navidad.
Y sí FELIZ ADVIENTO.
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A seguir e imitar
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Tenía yo pensado hablar de
“chorizos”. Y no de los “embutidos” precisamente... sino de los que define el
Diccionario como “rateros, descuideros, ladronzuelos”. De los que, en este
lugar que se llama España, sistemáticamente roban todos los días dinero que es
de todos. Y tan “feliz” estaba yo en mis indignaciones cuando me llega lo
siguiente... en forma de carta:
UN EJEMPLO A
SEGUIR E IMITAR
Eva García Dujo, de tan sólo 11
años, ha tenido la idea genial a raíz de un anuncio que vio en la televisión,
la impulsó a colaborar, a poner su granito de arena, a decirnos que la
solidaridad no tiene edad y que el compromiso a favor de los más pobres, de los
que tienen menos que nosotros siempre es una llamada, un ejemplo a seguir e
imitar.
El anuncio era un niño como ella,
de más o menos años, pero su rostro reflejaba la falta de alimentos, de
higiene, de dignidad perdida. Uno de esos miles de niños que mueren de hambre,
que sufren la insolidaridad de los que desperdiciamos alimentos, ropa y
bienestar como algo natural.
Se le ocurrió hacer perritos,
muñecos, servilleteros de colores, pulseras de gomitas, todo muy atractivo a la
vista, a precios de niño; hizo una pancarta donde el destino de la venta,
donativos y generosidad de los que se acercaban al rastrillo solidario, como
ella lo llamaba, era muy claro:
“A favor de Cáritas”. Los
sentimientos solidarios no tienen edad.
Debemos destacar no solo la idea,
el sentimiento de una niña, también la familia que apoya, ayuda y educa en
estos valores tan olvidados en nuestra época y en estos tiempos.
Durante la semana Cultural de 2
al 10 de Agosto. Organizada por la Asociación “EI Cerco” de San Román de la
Cuba.
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Que sepáis, que a Caritas
Diocesana llegó un sobre con 100 euros. En billetes y monedas... Y a muchos se
nos puso una sonrisa en la cara... que nos duró varios días.
Al final... va a ser que sí. Que
no todo está perdido. Que hay buenas noticias. Grandes y pequeñas. Que lo único
que hay que hacer es buscarlas... y amplificarlas. Va a ser verdad que hay
esperanza.
Y... que no se me olvide. EVA...
MUUUUUUCHAS GRACIAS!!
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