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Txomin Pérez. Con la tecnología de Blogger.

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Son molinos

Son molinos

Los hijos...

9 de diciembre de 2014



La noticia es de las que parte el alma. Dos niñas de 9 y 7 años asesinadas por su padre -a golpes... con una barra de hierro- en San Juan de la Arena (Asturias). El abogado de la madre había pedido protección para esta, pero no para las niñas. La madre no quería que las niñas rompieran su relación con el padre, pues no lo consideraba un hombre violento. Y este aprovechó el horario de visitas para acabar con sus vidas y después suicidarse.

Se calcula que desde 1968, al menos, 270 niños han muerto por la violencia que se vive en muchos hogares. Y me cuesta decir “hogares”... porque un sitio en el que se viven estas cosas NO ES UN HOGAR.

Un HOGAR es una de las piezas fundamental para la vida en dignidad de la persona. Nos dota de un espacio físico que nos aporta ocio, cultura, espiritualidad, afecto, redes, tenencia pacífica, seguridad, intercambio, crecimiento... Un HOGAR es el primero y principal espacio donde sentimos el AMOR. Donde sentimos ese “calor humano” que necesita toda persona. Es el espacio en el que nos hacemos PERSONA.

Y la triste realidad no es solo la de los niños que acabaron su vida pronto, demasiado pronto... A esta triste realidad hay que sumar los -posiblemente- miles de niños que crecen entre gritos y llantos, golpes, discusiones, amenazas... Niños y niñas que crecen con MIEDO.  Niños que viven callando. Niños puestos de parapeto entre sus padres. Utilizados para hacer daño al padre... o la madre... tras una “separación mal gestionada”...

Niños y niñas que son ARMA en una guerra. Y niños y niñas que son la VÍCTIMA principal de esa misma guerra. Niños y niñas que crecen con alteraciones emocionales, con dificultad para comunicar sus emociones, con problemas de conducta, alimentación o sueño... NIÑOS Y NIÑAS SIN INFANCIA.

Mucho tienen -y pueden- hacer las Leyes, los jueces, la policía, los servicios sociales... Y tienen que hacerlo. Pero proteger a los niños y niñas, asegurarles una infancia feliz y segura... es responsabilidad de toda la sociedad. De todos y cada uno de nosotros. Esos niños y niñas son de todos. Son parte de los Santos Inocentes de nuestra época. Son sagrados. Son el futuro.

Santoral y refranero en diciembre

28 de noviembre de 2014

El mayor premio es compartirlo

26 de noviembre de 2014



Desde hace unos días hay un anuncio en la televisión que nos pone un nudo en la garganta. A veces, la publicidad -sin olvidarse de su objetivo... vender- es capaz de recordarnos cosas que no deberíamos haber olvidado. Y no os voy a explicar el anuncio -porque supongo que ya lo habréis visto- pero ya os digo que encuentro más VIDA en estos 150 segundos que en muchas películas de 90 minutos... y por supuesto... más que en todos los telediarios del año... juntos.

Dicho esto... también os digo que me deja un profundo regusto agridulce el anuncio de la lotería. “EL MAYOR PREMIO ES COMPARTIRLO” nos dice. Pues SÍ, tan cierto como que ahora es de día. Y, según cuentan... cosas como estas ya pasaban antaño. «El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba» (Hch 4, 32-34)).

Lo que os digo... “pasaba”. Y no es mala cosa que la publicidad venga a recordarnos que “en compartir está el mayor premio”. Pero NO me gustaría que esto se quedara en el típico arrebato prenavideño. Que somos muy dados a ello. Y SÍ me gustaría que este “mayor premio” lo buscáramos durante todo el año. Aprovechando todo momento y oportunidad. Pues seguramente todo sería distinto si eso hiciéramos.

Hace años, en otras circunstancias de mi vida, hablábamos de “el compartir -no solo económico- como actitud evangélica”. Y lo mismo tenemos que volver a hablar de ello. Y apuntando en “no solo lo económico” pues aunque necesario, y más en estos tiempos... muchas veces “lo fácil” es tirar de ese “algo suelto” en el bolsillo... El “gesto” es rápido y tranquiliza conciencias.

Más complicado es «ambicionad los carismas mayores» (1 Co 12, 31) y compartirlos, ponerlos a disposición de los demás...

Nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestras ideas, nuestras manos, nuestras sonrisas, nuestros oídos... Cada uno se tendrá que mirar por dentro y responder a la pregunta: ¿Qué “mayor premio” tengo yo... para poder compartir? Ahí os lo dejo. Y ahí me lo dejo.

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«Entonces, ¿qué, hermanos? Cuando os reunís, uno tiene un salmo, otro tiene una enseñanza, otro tiene una revelación, otro tiene don de lenguas, otro tiene una interpretación: hágase todo para edificación» (1 Co 14, 26)

«Ante todo, mantened un amor intenso entre vosotros, porque el amor tapa multitud de pecados. Sed hospitalarios unos con otros sin protestar. Como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, poned al servicio de los demás el carisma que cada uno ha recibido» (1 Pe 4, 8-10)

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PD: Aunque el anuncio se adelante “como el almendro”... y nos meta en la Navidad... aun no es tiempo de deciros Feliz Navidad.

Y sí FELIZ ADVIENTO.

A seguir e imitar

4 de noviembre de 2014



Tenía yo pensado hablar de “chorizos”. Y no de los “embutidos” precisamente... sino de los que define el Diccionario como “rateros, descuideros, ladronzuelos”. De los que, en este lugar que se llama España, sistemáticamente roban todos los días dinero que es de todos. Y tan “feliz” estaba yo en mis indignaciones cuando me llega lo siguiente... en forma de carta:

UN EJEMPLO A SEGUIR E IMITAR

Eva García Dujo, de tan sólo 11 años, ha tenido la idea genial a raíz de un anuncio que vio en la televisión, la impulsó a colaborar, a poner su granito de arena, a decirnos que la solidaridad no tiene edad y que el compromiso a favor de los más pobres, de los que tienen menos que nosotros siempre es una llamada, un ejemplo a seguir e imitar.

El anuncio era un niño como ella, de más o menos años, pero su rostro reflejaba la falta de alimentos, de higiene, de dignidad perdida. Uno de esos miles de niños que mueren de hambre, que sufren la insolidaridad de los que desperdiciamos alimentos, ropa y bienestar como algo natural.

Se le ocurrió hacer perritos, muñecos, servilleteros de colores, pulseras de gomitas, todo muy atractivo a la vista, a precios de niño; hizo una pancarta donde el destino de la venta, donativos y generosidad de los que se acercaban al rastrillo solidario, como ella lo llamaba, era muy claro:

“A favor de Cáritas”. Los sentimientos solidarios no tienen edad.

Debemos destacar no solo la idea, el sentimiento de una niña, también la familia que apoya, ayuda y educa en estos valores tan olvidados en nuestra época y en estos tiempos.

Durante la semana Cultural de 2 al 10 de Agosto. Organizada por la Asociación “EI Cerco” de San Román de la Cuba.

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Que sepáis, que a Caritas Diocesana llegó un sobre con 100 euros. En billetes y monedas... Y a muchos se nos puso una sonrisa en la cara... que nos duró varios días.

Al final... va a ser que sí. Que no todo está perdido. Que hay buenas noticias. Grandes y pequeñas. Que lo único que hay que hacer es buscarlas... y amplificarlas. Va a ser verdad que hay esperanza.

Y... que no se me olvide. EVA... MUUUUUUCHAS GRACIAS!!

La palabra “Jubileo”

17 de octubre de 2014

Saah Exco



Me encantan los perros. Os lo digo de corazón. Fiel compañero. Capaz de seguir a su amo fallecido hasta la tumba. A menudo pienso que los perros demuestran más amor por el ser humano que muchos seres humanos por otros seres humanos. Así que dicho esto... lamento la muerte del perro de la auxiliar de enfermería infectada por el Ébola. Y dicho esto... no me entra en la cabeza que haya seres humanos que se movilicen más por la muerte de un perro... que por la de cientos de seres humanos que mueren como perros. Porque así es como están muriendo muchos seres humanos. Hermanos nuestros.

El mismo día que moría en Madrid un perro... fallecía en las calles de Monrovia un chavalín. Saah Exco. Diez añitos. Solo y tirado en la calle. Después de que varios hospitales se negasen a cuidarle. Su imagen dio la vuelta al mundo el 20 de agosto cuando varios fotógrafos le inmortalizaron desnudo y solo en las calles. Un huérfano más. Como otros cientos. Niños sin padres. Vulnerables a la estigmatización... y rechazados por la familia que les queda. Vulnerables al hambre, a la desnutrición, a la violencia. Condenados.

La de Saah Exco es una muerte indigna, cruel, infame, inhumana... Tirado en el suelo y rodeado de gente que mira... pero sin tocar. El miedo es un enemigo muy poderoso. Y os podría enseñar la foto del final del chavalillo. Pero me niego. Su memoria exige respeto. Y oración.

Así que mejor... os dejo con el Papa Francisco y sus palabras de Lampedusa: «También hoy esta pregunta se impone con fuerza: ¿Quién es el responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas? ¡Ninguno! Todos respondemos igual: no he sido yo, yo no tengo nada que ver, serán otros, ciertamente yo no. Pero Dios nos pregunta a cada uno de nosotros: “¿Dónde está la sangre de tu hermano cuyo grito llega hasta mí?”. Hoy nadie en el mundo se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna; hemos caído en la actitud hipócrita del sacerdote y del servidor del altar, de los que hablaba Jesús en la parábola del Buen Samaritano: vemos al hermano medio muerto al borde del camino, quizás pensamos “pobrecito”, y seguimos nuestro camino, no nos compete; y con eso nos quedamos tranquilos, nos sentimos en paz. La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bonitas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferencia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia. En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. ¡Nos hemos acostumbrado al sufrimiento del otro, no tiene que ver con nosotros, no nos importa, no nos concierne!».

Indignidad

13 de octubre de 2014



Nos dice la Doctrina Social de la Iglesia que «La autoridad debe reconocer, respetar y promover los valores humanos y morales esenciales. Estos son innatos, “derivan de la verdad misma del ser humano y expresan y tutelan la dignidad de la persona. Son valores, por tanto, que ningún individuo, ninguna mayoría y ningún Estado nunca pueden crear, modificar o destruir”. Estos valores no se fundan en “mayorías” de opinión, provisionales y mudables, sino que deben ser simplemente reconocidos, respetados y promovidos como elementos de una ley moral objetiva, ley natural inscrita en el corazón del hombre, y punto de referencia normativo de la misma ley civil». Y continua diciendo: «La autoridad debe emitir leyes justas, es decir, conformes a la dignidad de la persona humana y a los dictámenes de la recta razón: “En tanto la ley humana es tal en cuanto es conforme a la recta razón y por tanto deriva de la ley eterna. Cuando por el contrario una ley está en contraste con la razón, se le denomina ley inicua; en tal caso cesa de ser ley y se convierte más bien en un acto de violencia”».

Supeditar los principios, creencias y convicciones... “negociar” con los valores humanos y morales esenciales por razones estratégicas de presumibles réditos electorales... es una indignidad. Incumplir los programas electorales, que son un contrato moral con los votantes, es una indignidad. Y el que lo hace es indigno. Del latín indignus. Que no tiene mérito ni disposición para algo. O que es inferior a la calidad y mérito de alguien o no corresponde a sus circunstancias.

La muerte de seres inocentes nunca está justificada lo diga quien lo diga. El ser humano es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Y en esto no vale abstenerse. Las posibles soluciones no pueden ser siempre las mismas y tirando del eufemismo interrupción voluntaria del embarazo... para hablar de la muerte de un ser humano. Porque de esto se trata. ¿Hasta cuándo la matraca de que “el feto es ser humano pero no persona humana”?

Hemos perdido, de nuevo, en el Parlamento... lo ya perdido en la calle. El convencimiento de que el ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo.

Y tres cosas que he leído por ahí... y hago mías:

1. Que nos vaya quedando claro... ningún partido en España defiende los valores cristianos pues el “Ser Político” se pone por encima del “Ser Discípulo”, aunque entre sus filas haya quien se denomine cristiano. Es necesario exigir coherencia a los líderes políticos que se definen como tales.

2. Dijo Santa Teresa que “la Verdad padece, pero no perece”.

3. Estamos como estábamos. Ahora toca despertar y a hacer caso al Papa. Toca arremangarse y ponerse a ayudar -más y mejor- a las madres y a los padres en dificultades. Eso sí que está en nuestra mano.

 

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