En muchas ocasiones tengo la sensación de que nuestra programación televisiva consiste en una sucesión de buena publicidad interrumpida por muy malos programas. Me gusta ver anuncios... duran poco, están bien rodados, tienen buenos guiones... y algunas veces se convierten en pequeñas obras de arte.
Estas Navidades hemos podido gozar con un anuncio de una empresa de embutidos. Un grupo de los mejores cómicos de este país se reúnen en un cementerio para restañar heridas y para compartir un rato de charla y almuerzo. No tienen muy claro cómo “hacer humor” cuando a su alrededor todo es negatividad y malas noticias. Quieren hablar con su maestro -el gran Miguel Gila- y preguntarle... “¿se puede ver cada día el lado bueno de todo, con la que está cayendo?”
¿Se puede ver el lado bueno...? En mi opinión no es que “se pueda”... creo que “se debe” intentar ver el lado bueno.