Acogerse a sagrado en San Miguel… y un suceso en 1533
31 de julio de 2015
Cayo Carpo y San Frontón
24 de julio de 2015
La diócesis de Osorno
17 de julio de 2015
Entenderse
16 de julio de 2015
Tengo a Natalia en la mesa de al
lado. Hablamos de las vacaciones. Ella las pasa en Portugal. En Aveiro. Un
lugar precioso... con unas playas preciosas. Y le pregunto:
- Oye Natalia... el pequeño
Lucas... cuando está en la playa... ¿juega con otros niños?
- Pues claro... cómo no. Y bien
que se lo pasa -me contesta.
Y yo, que sé... que en Portugal
hablan portugués... le vuelvo a preguntar:
- ¿Y cómo se entiende con los niños
portugueses?
Y me contesta Natalia:
- Pues si se pone a jugar con un
niño, en la playa o en el parque... Lucas habla en español y el otro niño en
portugués. Y se entienden perfectamente.
Acabáramos. Lucas, con sus cuatro
añazos... políglotamente hablando... juega con otros niños de cuatro añazos...
y se entienden. Y lo pasan bien juntos. Y cuando acaban, uno dice “adiós, hasta
mañana”... y el otro dice: “Adeus. Até amanhã”. O algo así.
Esto de Lucas y sus amigos, ya
mismo os digo, es de mucha enseñanza. Si dos personas quieren entenderse y
hacer cosas juntas... lo hacen. Aunque las barreras sean importantes... si se
quiere, se puede. Y cuando digo dos personas me vale dos instituciones, dos
colectivos, dos países... o el mundo en general.
Ergo... el problema se traslada
al “si se quiere”.
«Es hora de saber cómo diseñar,
en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda
de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad
justa, memoriosa y sin exclusiones» nos dice el Papa Francisco en la Evangelii
Gaudium [n. 239].
Me quedo con el ejemplo, a
pequeña escala... del pequeño Lucas y su pandilla portuguesa. Si ellos
pueden... los demás también... si queremos.
Por cierto... feliz mes de
agosto. En la medida que podáis... disfrutadlo al máximo.
Don Antonio de Rojas, primer Patriarca de las Indias
10 de julio de 2015
Dios... ¿como coartada?
6 de julio de 2015
El pasado 27 de junio, al día
siguiente de la sangrienta cadena de atentados en Francia, Túnez y Kuwait, en
un periódico español podíamos leer, entre otras cosas, lo siguiente:
«No, Dios no es bueno. Y sí, Dios
está detrás del IS, y lo ha estado de la mayoría de horrores de la Historia, y
al contrario de los biempensantes de hoy, cuando escucho religión veo
violencia, desde la interpretación judeocristiana del Génesis, con un asesinato
entre hermanos, hasta Alá en manos de los terroristas.
Un mundo sin Dios sería un mundo
objetivamente mejor. Sería, para empezar, un mundo sin coartadas. Tanto para
hacer el mal como para hacer el bien».
Un mundo sin Dios... parece ser
que esta es la mejor propuesta que tienen algunos. Por lo visto... el problema
no es la nefasta interpretación que algunos “creyentes” hacen de su fe, no es
no ver al otro como hermano, no es el nulo respeto a la vida de los demás... el
problema, en definitiva, es Dios.
Algo habremos hecho mal los
creyentes, en el pasado y en el presente, para que algunos -de mirada corta-
cuando miran a Dios y a los creyentes... vean al Demonio y a sus seguidores.
Pero también es cierto que,
detrás de esta “mirada corta”... hay un objetivo claro... y con vocación de
llegar lejos: erradicar la presencia de Dios en nuestro mundo. Erradicar la
presencia de Dios en el espacio público... y si se puede también en el privado.
Señalar a los creyentes como peligrosos y enemigos de la libertad, de la
paz, de la convivencia, del progreso, del futuro...
La Doctrina Social de la Iglesia
no admite dudas: «El terrorismo es una de las formas más brutales de violencia
que actualmente perturba a la Comunidad Internacional, pues siembra odio,
muerte, deseo de venganza y de represalia» (513). «El terrorismo se debe
condenar de la manera más absoluta. Manifiesta un desprecio total de la vida
humana, y ninguna motivación puede justificarlo, en cuanto el hombre es siempre
fin, y nunca medio» (514). Y «es una profanación y una blasfemia proclamarse
terroristas en nombre de Dios. Ninguna religión puede tolerar el terrorismo ni,
menos aún, predicarlo» (515).
El infecto artículo antes mentado
finalizaba con «un mundo sin coartadas. Tanto para hacer el mal como para hacer
el bien». Y esto es, casi, lo que me más me ha ofendido. Mal me parece hacer el
mal en nombre de Dios y profanar su nombre... Mal. Pero...
¿Dios una coartada para hacer el
bien? Amar al otro como a mí mismo... esto es el Mandamiento del Amor. Es
humanidad. Es necesidad. Por más que el memo que firma estas memeces no lo
entienda.
Fray Pedro de Villacreces, Fray Pedro de Santoyo y San Pedro Regalado
3 de julio de 2015
Nuestra Señora de Rocamador
26 de junio de 2015
Sé que aman y viven la Justicia
20 de junio de 2015
El pasado 11 de julio, en la
capilla del Colegio de la Divina Providencia, pasamos un ratillo fantástico en
la entrega de premios del concurso que Cáritas Diocesana, en colaboración con
la Delegación Diocesana de Enseñanza, convoca entre los escolares palentinos...
en torno al lema de campaña del Corpus Christi y del Día de la Caridad. La cosa
consiste en hacer un dibujo, un collage, un cuento, un powerpoint o un vídeo en
torno al lema: “¿Qué haces con tu hermano? Ama y vive la Justicia”.
De entrada, felicidades y gracias
a todos los pequeños que han participado... y a sus profesores, colegios y
familias por ser sensibles a estos temas. Y felicidades y gracias a los que
resultaron ganadores. A David Pastor, a Raúl Daza, a Saúl Estrada, a Lucía
Polanco, a Darío Vítores, a Diego Vela, a Jesús Mª Ochoa, y a Noelia Antolín,
Laura Antolín y Lorena Romero.
Pequeños capaces de compartir con
otros bajo un paraguas; de recrear la Luna de Cáritas; de renovar -quizás sin
saberlo- la escena del Buen Samaritano; de simbolizar un abrazo; de llevarnos
al pueblo solidario de “Bizcochito” o a al aula donde se descubría “la justa
verdad”; de analizar las causas de la pobreza; o de alertar sobre las otras
pobrezas.
Os dejo una frase, del vídeo de
José Mª.: “Pero... ¿qué pasa con las personas normales que no tienen con quién
hablar y ni tienen a quién les dé consuelo? No hay objetos ni dinero que se les
pueda dar para aliviar su sufrimiento. No les puedes comprar un amigo... o una
máquina de escuchar. Solo puedes estar a su lado y aliviar su sufrimiento”.
Lo he dicho muchas veces.
Deberíamos escuchar más a los niños. No tienen el corazón tan endurecido como
nosotros, los mayores, comprenden y entienden más de lo que imaginamos, tienen
ideas. Y muchas veces solo necesitan una oportunidad... que les escuchemos.
Benditas las ocasiones en las que
los pequeños... nos dan lecciones.
Curiosidades sobre las Encíclicas
19 de junio de 2015
Un nuevo tiempo político en España
12 de junio de 2015
Tengo que confesar que tenía la
idea... pero me costaba un triunfo expresarla. Lo que quería contaros Ricardo
Benjumea, en Alfa y Omega, lo hace con claridad:
**********
Ha empezado un nuevo tiempo
político en España. El gran acuerdo social que se fraguó en la Transición se
descompone a marchas forzadas y es hora de renovarlo. Entre todos. Entra aire
fresco, llegan nuevos actores al juego político, la renovación irá seguramente
también penetrando -lo iremos viendo- en los viejos partidos. Jóvenes y otros
colectivos que hasta ahora no se sentían representados van a aportar un valioso
caudal de ilusión al sistema. Éste es el cambio de fondo más positivo que
señalan las elecciones del pasado domingo. Pero la ilusión no hará desaparecer
por sí sola los problemas. Y los retos son enormes. Ánimo y suerte a los
intrépidos. Y por favor, un poco de humildad y cautela... Ni todo lo viejo es
malo, ni por ser de izquierdas son menos peligrosos los sectarismos maniqueos.
Entre el laicado católico, se
aprecia tanta ilusión como desconcierto. Y cierto miedo. Compartimos
ampliamente los ideales de justicia social y regeneración democrática que
abanderan los nuevos liderazgos, que sin embargo a veces nos señalan como
obstáculo para el cambio. Se miran con suspicacia los conciertos con la Santa
Sede, la asignatura de Religión en la escuela pública... Ni hablar ya del
derecho a la vida o la defensa de la familia, valores que, si ningún partido ha
defendido seriamente del 78 en adelante, menos todavía habrá que contar con que
lo haga nadie en el nuevo escenario. Hará falta una nueva pedagogía: hacer más
visible que ésta no es una lucha contra nadie, sino en defensa de los
fundamentos de una sociedad auténticamente fraterna.
Es momento de sumar donde se
pueda, con la máxima generosidad, para ayudar a hacer realidad el sueño de una
España más justa y decente. Sumar, sin miedo a contaminarse, pero sin delegar
más de la cuenta. No estaría de más, en ese sentido, fijarse un poco en esos
jóvenes que, hace 4 años, gritaban en la Puerta del Sol de Madrid: «No nos
representan», y se pusieron manos a la obra para representarse ellos mismos,
convencidos de que «sí se puede». Echarse en los brazos de abogados mercenarios
en pleitos que sólo se ganan con mucha fe y enormes dosis de coraje, a la
larga, sólo complica las cosas.
La pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán y la Catedral de Palencia
5 de junio de 2015
La Virgen del Nido
29 de mayo de 2015
Comunicar la familia
23 de mayo de 2015
El pasado domingo 17 de mayo
celebramos la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en su XLIX
edición. Esta es una oportunidad que la Iglesia ofrece para una reflexión sobre
el papel de la comunicación en la misión que ella realiza en el mundo.
El Papa Francisco ha centrado su
mensaje en la familia... pues, no debemos olvidar que la familia es el primer
lugar donde aprendemos a comunicar. En la familia se aprende a hablar la lengua
materna. En la familia se percibe que otros nos han precedido, y nos han puesto
en condiciones de existir y de poder, también nosotros, generar vida y hacer
algo bueno y hermoso. Podemos dar porque hemos recibido, y este círculo
virtuoso está en el corazón de la capacidad de la familia de comunicarse y de
comunicar; y, más en general, es el paradigma de toda comunicación.
Lo que nos hace entender en la
familia lo que es verdaderamente la comunicación como descubrimiento y
construcción de proximidades la capacidad de abrazarse, sostenerse,
acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre
personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas
para las otras. Reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los
otros y acogiéndose, es motivo de gratitud y alegría.
La familia es, más que ningún
otro, el lugar en el que, viviendo juntos la cotidianidad, se experimentan los
límites propios y ajenos, los pequeños y grandes problemas de la convivencia,
del ponerse de acuerdo. No existe la familia perfecta, pero no hay que tener
miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que
aprender a afrontarlos de manera constructiva. Por eso, la familia en la que,
con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una
escuela de perdón. El perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación
que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y
acogido, se puede reanudar y acrecentar. Un niño que aprende en la familia a
escuchar a los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto
de vista sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y
reconciliación en la sociedad.
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