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Txomin Pérez. Con la tecnología de Blogger.

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Son molinos

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Cayo Carpo y San Frontón

24 de julio de 2015

La diócesis de Osorno

17 de julio de 2015

Entenderse

16 de julio de 2015

Tengo a Natalia en la mesa de al lado. Hablamos de las vacaciones. Ella las pasa en Portugal. En Aveiro. Un lugar precioso... con unas playas preciosas. Y le pregunto:

- Oye Natalia... el pequeño Lucas... cuando está en la playa... ¿juega con otros niños?

- Pues claro... cómo no. Y bien que se lo pasa -me contesta.

Y yo, que sé... que en Portugal hablan portugués... le vuelvo a preguntar:

- ¿Y cómo se entiende con los niños portugueses?

Y me contesta Natalia:

- Pues si se pone a jugar con un niño, en la playa o en el parque... Lucas habla en español y el otro niño en portugués. Y se entienden perfectamente.

Acabáramos. Lucas, con sus cuatro añazos... políglotamente hablando... juega con otros niños de cuatro añazos... y se entienden. Y lo pasan bien juntos. Y cuando acaban, uno dice “adiós, hasta mañana”... y el otro dice: “Adeus. Até amanhã”. O algo así.

Esto de Lucas y sus amigos, ya mismo os digo, es de mucha enseñanza. Si dos personas quieren entenderse y hacer cosas juntas... lo hacen. Aunque las barreras sean importantes... si se quiere, se puede. Y cuando digo dos personas me vale dos instituciones, dos colectivos, dos países... o el mundo en general.

Ergo... el problema se traslada al “si se quiere”.

«Es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones» nos dice el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium [n. 239].

Me quedo con el ejemplo, a pequeña escala... del pequeño Lucas y su pandilla portuguesa. Si ellos pueden... los demás también... si queremos.

Por cierto... feliz mes de agosto. En la medida que podáis... disfrutadlo al máximo.

Dios... ¿como coartada?

6 de julio de 2015



El pasado 27 de junio, al día siguiente de la sangrienta cadena de atentados en Francia, Túnez y Kuwait, en un periódico español podíamos leer, entre otras cosas, lo siguiente:

«No, Dios no es bueno. Y sí, Dios está detrás del IS, y lo ha estado de la mayoría de horrores de la Historia, y al contrario de los biempensantes de hoy, cuando escucho religión veo violencia, desde la interpretación judeocristiana del Génesis, con un asesinato entre hermanos, hasta Alá en manos de los terroristas.

Un mundo sin Dios sería un mundo objetivamente mejor. Sería, para empezar, un mundo sin coartadas. Tanto para hacer el mal como para hacer el bien».

Un mundo sin Dios... parece ser que esta es la mejor propuesta que tienen algunos. Por lo visto... el problema no es la nefasta interpretación que algunos “creyentes” hacen de su fe, no es no ver al otro como hermano, no es el nulo respeto a la vida de los demás... el problema, en definitiva, es Dios.

Algo habremos hecho mal los creyentes, en el pasado y en el presente, para que algunos -de mirada corta- cuando miran a Dios y a los creyentes... vean al Demonio y a sus seguidores.

Pero también es cierto que, detrás de esta “mirada corta”... hay un objetivo claro... y con vocación de llegar lejos: erradicar la presencia de Dios en nuestro mundo. Erradicar la presencia de Dios en el espacio público... y si se puede también en el privado. Señalar a los creyentes como peligrosos y enemigos de la libertad,  de la paz, de la convivencia, del progreso, del futuro...

La Doctrina Social de la Iglesia no admite dudas: «El terrorismo es una de las formas más brutales de violencia que actualmente perturba a la Comunidad Internacional, pues siembra odio, muerte, deseo de venganza y de represalia» (513). «El terrorismo se debe condenar de la manera más absoluta. Manifiesta un desprecio total de la vida humana, y ninguna motivación puede justificarlo, en cuanto el hombre es siempre fin, y nunca medio» (514). Y «es una profanación y una blasfemia proclamarse terroristas en nombre de Dios. Ninguna religión puede tolerar el terrorismo ni, menos aún, predicarlo» (515).

El infecto artículo antes mentado finalizaba con «un mundo sin coartadas. Tanto para hacer el mal como para hacer el bien». Y esto es, casi, lo que me más me ha ofendido. Mal me parece hacer el mal en nombre de Dios y profanar su nombre... Mal. Pero...

¿Dios una coartada para hacer el bien? Amar al otro como a mí mismo... esto es el Mandamiento del Amor. Es humanidad. Es necesidad. Por más que el memo que firma estas memeces no lo entienda.

Nuestra Señora de Rocamador

26 de junio de 2015

Sé que aman y viven la Justicia

20 de junio de 2015






El pasado 11 de julio, en la capilla del Colegio de la Divina Providencia, pasamos un ratillo fantástico en la entrega de premios del concurso que Cáritas Diocesana, en colaboración con la Delegación Diocesana de Enseñanza, convoca entre los escolares palentinos... en torno al lema de campaña del Corpus Christi y del Día de la Caridad. La cosa consiste en hacer un dibujo, un collage, un cuento, un powerpoint o un vídeo en torno al lema: “¿Qué haces con tu hermano? Ama y vive la Justicia”.

De entrada, felicidades y gracias a todos los pequeños que han participado... y a sus profesores, colegios y familias por ser sensibles a estos temas. Y felicidades y gracias a los que resultaron ganadores. A David Pastor, a Raúl Daza, a Saúl Estrada, a Lucía Polanco, a Darío Vítores, a Diego Vela, a Jesús Mª Ochoa, y a Noelia Antolín, Laura Antolín y Lorena Romero.

Pequeños capaces de compartir con otros bajo un paraguas; de recrear la Luna de Cáritas; de renovar -quizás sin saberlo- la escena del Buen Samaritano; de simbolizar un abrazo; de llevarnos al pueblo solidario de “Bizcochito” o a al aula donde se descubría “la justa verdad”; de analizar las causas de la pobreza; o de alertar sobre las otras pobrezas.

Os dejo una frase, del vídeo de José Mª.: “Pero... ¿qué pasa con las personas normales que no tienen con quién hablar y ni tienen a quién les dé consuelo? No hay objetos ni dinero que se les pueda dar para aliviar su sufrimiento. No les puedes comprar un amigo... o una máquina de escuchar. Solo puedes estar a su lado y aliviar su sufrimiento”.

Lo he dicho muchas veces. Deberíamos escuchar más a los niños. No tienen el corazón tan endurecido como nosotros, los mayores, comprenden y entienden más de lo que imaginamos, tienen ideas. Y muchas veces solo necesitan una oportunidad... que les escuchemos.

Benditas las ocasiones en las que los pequeños... nos dan lecciones.





Un nuevo tiempo político en España

12 de junio de 2015



Tengo que confesar que tenía la idea... pero me costaba un triunfo expresarla. Lo que quería contaros Ricardo Benjumea, en Alfa y Omega, lo hace con claridad:

**********

Ha empezado un nuevo tiempo político en España. El gran acuerdo social que se fraguó en la Transición se descompone a marchas forzadas y es hora de renovarlo. Entre todos. Entra aire fresco, llegan nuevos actores al juego político, la renovación irá seguramente también penetrando -lo iremos viendo- en los viejos partidos. Jóvenes y otros colectivos que hasta ahora no se sentían representados van a aportar un valioso caudal de ilusión al sistema. Éste es el cambio de fondo más positivo que señalan las elecciones del pasado domingo. Pero la ilusión no hará desaparecer por sí sola los problemas. Y los retos son enormes. Ánimo y suerte a los intrépidos. Y por favor, un poco de humildad y cautela... Ni todo lo viejo es malo, ni por ser de izquierdas son menos peligrosos los sectarismos maniqueos.

Entre el laicado católico, se aprecia tanta ilusión como desconcierto. Y cierto miedo. Compartimos ampliamente los ideales de justicia social y regeneración democrática que abanderan los nuevos liderazgos, que sin embargo a veces nos señalan como obstáculo para el cambio. Se miran con suspicacia los conciertos con la Santa Sede, la asignatura de Religión en la escuela pública... Ni hablar ya del derecho a la vida o la defensa de la familia, valores que, si ningún partido ha defendido seriamente del 78 en adelante, menos todavía habrá que contar con que lo haga nadie en el nuevo escenario. Hará falta una nueva pedagogía: hacer más visible que ésta no es una lucha contra nadie, sino en defensa de los fundamentos de una sociedad auténticamente fraterna.

Es momento de sumar donde se pueda, con la máxima generosidad, para ayudar a hacer realidad el sueño de una España más justa y decente. Sumar, sin miedo a contaminarse, pero sin delegar más de la cuenta. No estaría de más, en ese sentido, fijarse un poco en esos jóvenes que, hace 4 años, gritaban en la Puerta del Sol de Madrid: «No nos representan», y se pusieron manos a la obra para representarse ellos mismos, convencidos de que «sí se puede». Echarse en los brazos de abogados mercenarios en pleitos que sólo se ganan con mucha fe y enormes dosis de coraje, a la larga, sólo complica las cosas.

La Virgen del Nido

29 de mayo de 2015

Comunicar la familia

23 de mayo de 2015



El pasado domingo 17 de mayo celebramos la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en su XLIX edición. Esta es una oportunidad que la Iglesia ofrece para una reflexión sobre el papel de la comunicación en la misión que ella realiza en el mundo.

El Papa Francisco ha centrado su mensaje en la familia... pues, no debemos olvidar que la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. En la familia se aprende a hablar la lengua materna. En la familia se percibe que otros nos han precedido, y nos han puesto en condiciones de existir y de poder, también nosotros, generar vida y hacer algo bueno y hermoso. Podemos dar porque hemos recibido, y este círculo virtuoso está en el corazón de la capacidad de la familia de comunicarse y de comunicar; y, más en general, es el paradigma de toda comunicación.

Lo que nos hace entender en la familia lo que es verdaderamente la comunicación como descubrimiento y construcción de proximidades la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas para las otras. Reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los otros y acogiéndose, es motivo de gratitud y alegría.

La familia es, más que ningún otro, el lugar en el que, viviendo juntos la cotidianidad, se experimentan los límites propios y ajenos, los pequeños y grandes problemas de la convivencia, del ponerse de acuerdo. No existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva. Por eso, la familia en la que, con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de perdón. El perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar. Un niño que aprende en la familia a escuchar a los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto de vista sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad.

 

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