La hoguera de la víspera de la fiesta del Bautizo del Niño
19 de diciembre de 2014
Los hijos...
9 de diciembre de 2014
La noticia es de las que parte el
alma. Dos niñas de 9 y 7 años asesinadas por su padre -a golpes... con una
barra de hierro- en San Juan de la Arena (Asturias). El abogado de la madre
había pedido protección para esta, pero no para las niñas. La madre no quería
que las niñas rompieran su relación con el padre, pues no lo consideraba un
hombre violento. Y este aprovechó el horario de visitas para acabar con sus
vidas y después suicidarse.
Se calcula que desde 1968, al
menos, 270 niños han muerto por la violencia que se vive en muchos hogares. Y
me cuesta decir “hogares”... porque un sitio en el que se viven estas cosas NO
ES UN HOGAR.
Un HOGAR es una de las piezas
fundamental para la vida en dignidad de la persona. Nos dota de un espacio
físico que nos aporta ocio, cultura, espiritualidad, afecto, redes, tenencia
pacífica, seguridad, intercambio, crecimiento... Un HOGAR es el primero y
principal espacio donde sentimos el AMOR. Donde sentimos ese “calor humano” que
necesita toda persona. Es el espacio en el que nos hacemos PERSONA.
Y la triste realidad no es solo
la de los niños que acabaron su vida pronto, demasiado pronto... A esta triste
realidad hay que sumar los -posiblemente- miles de niños que crecen entre
gritos y llantos, golpes, discusiones, amenazas... Niños y niñas que crecen con
MIEDO. Niños que viven callando. Niños puestos de parapeto entre sus
padres. Utilizados para hacer daño al padre... o la madre... tras una
“separación mal gestionada”...
Niños y niñas que son ARMA en una
guerra. Y niños y niñas que son la VÍCTIMA principal de esa misma guerra. Niños
y niñas que crecen con alteraciones emocionales, con dificultad para comunicar
sus emociones, con problemas de conducta, alimentación o sueño... NIÑOS Y NIÑAS
SIN INFANCIA.
Mucho tienen -y pueden- hacer las
Leyes, los jueces, la policía, los servicios sociales... Y tienen que hacerlo.
Pero proteger a los niños y niñas, asegurarles una infancia feliz y segura...
es responsabilidad de toda la sociedad. De todos y cada uno de nosotros. Esos
niños y niñas son de todos. Son parte de los Santos Inocentes de nuestra época.
Son sagrados. Son el futuro.
Las campanas de la Catedral de Palencia
5 de diciembre de 2014
Santoral y refranero en diciembre
28 de noviembre de 2014
El mayor premio es compartirlo
26 de noviembre de 2014
Desde hace unos días hay un
anuncio en la televisión que nos pone un nudo en la garganta. A veces, la
publicidad -sin olvidarse de su objetivo... vender- es capaz de recordarnos
cosas que no deberíamos haber olvidado. Y no os voy a explicar el anuncio
-porque supongo que ya lo habréis visto- pero ya os digo que encuentro más VIDA
en estos 150 segundos que en muchas películas de 90 minutos... y por
supuesto... más que en todos los telediarios del año... juntos.
Dicho esto... también os digo que
me deja un profundo regusto agridulce el anuncio de la lotería. “EL MAYOR
PREMIO ES COMPARTIRLO” nos dice. Pues SÍ, tan cierto como que ahora es de día.
Y, según cuentan... cosas como estas ya pasaban antaño. «El grupo de los
creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada
de lo que tenía, pues lo poseían todo en común. Los apóstoles daban testimonio
de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a todos con
mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o
casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los
apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba» (Hch 4,
32-34)).
Lo que os digo... “pasaba”. Y no
es mala cosa que la publicidad venga a recordarnos que “en compartir está el
mayor premio”. Pero NO me gustaría que esto se quedara en el típico arrebato
prenavideño. Que somos muy dados a ello. Y SÍ me gustaría que este “mayor
premio” lo buscáramos durante todo el año. Aprovechando todo momento y
oportunidad. Pues seguramente todo sería distinto si eso hiciéramos.
Hace años, en otras circunstancias
de mi vida, hablábamos de “el compartir -no solo económico- como actitud
evangélica”. Y lo mismo tenemos que volver a hablar de ello. Y apuntando en “no
solo lo económico” pues aunque necesario, y más en estos tiempos... muchas
veces “lo fácil” es tirar de ese “algo suelto” en el bolsillo... El “gesto” es
rápido y tranquiliza conciencias.
Más complicado es «ambicionad los
carismas mayores» (1 Co 12, 31) y compartirlos, ponerlos a disposición de los
demás...
Nuestro tiempo, nuestros
talentos, nuestras ideas, nuestras manos, nuestras sonrisas, nuestros oídos...
Cada uno se tendrá que mirar por dentro y responder a la pregunta: ¿Qué “mayor
premio” tengo yo... para poder compartir? Ahí os lo dejo. Y ahí me lo dejo.
**************
«Entonces, ¿qué, hermanos? Cuando
os reunís, uno tiene un salmo, otro tiene una enseñanza, otro tiene una
revelación, otro tiene don de lenguas, otro tiene una interpretación: hágase
todo para edificación» (1 Co 14, 26)
«Ante todo, mantened un amor
intenso entre vosotros, porque el amor tapa multitud de pecados. Sed
hospitalarios unos con otros sin protestar. Como buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios, poned al servicio de los demás el carisma que cada
uno ha recibido» (1 Pe 4, 8-10)
**************
PD: Aunque el anuncio se adelante
“como el almendro”... y nos meta en la Navidad... aun no es tiempo de deciros
Feliz Navidad.
Y sí FELIZ ADVIENTO.
El origen de la Casa de Alba y un obispo palentino
21 de noviembre de 2014
La entrada de los Obispos de Palencia hasta 1486
7 de noviembre de 2014
A seguir e imitar
4 de noviembre de 2014
Tenía yo pensado hablar de
“chorizos”. Y no de los “embutidos” precisamente... sino de los que define el
Diccionario como “rateros, descuideros, ladronzuelos”. De los que, en este
lugar que se llama España, sistemáticamente roban todos los días dinero que es
de todos. Y tan “feliz” estaba yo en mis indignaciones cuando me llega lo
siguiente... en forma de carta:
UN EJEMPLO A
SEGUIR E IMITAR
Eva García Dujo, de tan sólo 11
años, ha tenido la idea genial a raíz de un anuncio que vio en la televisión,
la impulsó a colaborar, a poner su granito de arena, a decirnos que la
solidaridad no tiene edad y que el compromiso a favor de los más pobres, de los
que tienen menos que nosotros siempre es una llamada, un ejemplo a seguir e
imitar.
El anuncio era un niño como ella,
de más o menos años, pero su rostro reflejaba la falta de alimentos, de
higiene, de dignidad perdida. Uno de esos miles de niños que mueren de hambre,
que sufren la insolidaridad de los que desperdiciamos alimentos, ropa y
bienestar como algo natural.
Se le ocurrió hacer perritos,
muñecos, servilleteros de colores, pulseras de gomitas, todo muy atractivo a la
vista, a precios de niño; hizo una pancarta donde el destino de la venta,
donativos y generosidad de los que se acercaban al rastrillo solidario, como
ella lo llamaba, era muy claro:
“A favor de Cáritas”. Los
sentimientos solidarios no tienen edad.
Debemos destacar no solo la idea,
el sentimiento de una niña, también la familia que apoya, ayuda y educa en
estos valores tan olvidados en nuestra época y en estos tiempos.
Durante la semana Cultural de 2
al 10 de Agosto. Organizada por la Asociación “EI Cerco” de San Román de la
Cuba.
*************
Que sepáis, que a Caritas
Diocesana llegó un sobre con 100 euros. En billetes y monedas... Y a muchos se
nos puso una sonrisa en la cara... que nos duró varios días.
Al final... va a ser que sí. Que
no todo está perdido. Que hay buenas noticias. Grandes y pequeñas. Que lo único
que hay que hacer es buscarlas... y amplificarlas. Va a ser verdad que hay
esperanza.
Y... que no se me olvide. EVA...
MUUUUUUCHAS GRACIAS!!
El terremoto de Lisboa en Palencia
31 de octubre de 2014
La parroquia de Santa Marina y San Roque
24 de octubre de 2014
La palabra “Jubileo”
17 de octubre de 2014
Saah Exco
17 de octubre de 2014
Me encantan los perros. Os lo
digo de corazón. Fiel compañero. Capaz de seguir a su amo fallecido hasta la
tumba. A menudo pienso que los perros demuestran más amor por el ser humano que
muchos seres humanos por otros seres humanos. Así que dicho esto... lamento la
muerte del perro de la auxiliar de enfermería infectada por el Ébola. Y dicho
esto... no me entra en la cabeza que haya seres humanos que se movilicen más
por la muerte de un perro... que por la de cientos de seres humanos que mueren
como perros. Porque así es como están muriendo muchos seres humanos. Hermanos
nuestros.
El mismo día que moría en Madrid
un perro... fallecía en las calles de Monrovia un chavalín. Saah Exco. Diez
añitos. Solo y tirado en la calle. Después de que varios hospitales se negasen
a cuidarle. Su imagen dio la vuelta al mundo el 20 de agosto cuando varios
fotógrafos le inmortalizaron desnudo y solo en las calles. Un huérfano más.
Como otros cientos. Niños sin padres. Vulnerables a la estigmatización... y
rechazados por la familia que les queda. Vulnerables al hambre, a la
desnutrición, a la violencia. Condenados.
La de Saah Exco es una muerte
indigna, cruel, infame, inhumana... Tirado en el suelo y rodeado de gente que
mira... pero sin tocar. El miedo es un enemigo muy poderoso. Y os podría
enseñar la foto del final del chavalillo. Pero me niego. Su memoria exige
respeto. Y oración.
Así que mejor... os dejo con el
Papa Francisco y sus palabras de Lampedusa: «También hoy esta pregunta se
impone con fuerza: ¿Quién es el responsable de la sangre de estos hermanos y
hermanas? ¡Ninguno! Todos respondemos igual: no he sido yo, yo no tengo nada
que ver, serán otros, ciertamente yo no. Pero Dios nos pregunta a cada uno de
nosotros: “¿Dónde está la sangre de tu hermano cuyo grito llega hasta mí?”. Hoy
nadie en el mundo se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la
responsabilidad fraterna; hemos caído en la actitud hipócrita del sacerdote y
del servidor del altar, de los que hablaba Jesús en la parábola del Buen
Samaritano: vemos al hermano medio muerto al borde del camino, quizás pensamos
“pobrecito”, y seguimos nuestro camino, no nos compete; y con eso nos quedamos
tranquilos, nos sentimos en paz. La cultura del bienestar, que nos lleva a
pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, nos hace
vivir en pompas de jabón, que son bonitas, pero no son nada, son la ilusión de
lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferencia hacia los otros, o
mejor, lleva a la globalización de la indiferencia. En este mundo de la
globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. ¡Nos hemos
acostumbrado al sufrimiento del otro, no tiene que ver con nosotros, no nos
importa, no nos concierne!».
Indignidad
13 de octubre de 2014
Nos dice la Doctrina Social de la
Iglesia que «La autoridad debe reconocer, respetar y promover los valores
humanos y morales esenciales. Estos son innatos, “derivan de la verdad misma
del ser humano y expresan y tutelan la dignidad de la persona. Son valores, por
tanto, que ningún individuo, ninguna mayoría y ningún Estado nunca pueden
crear, modificar o destruir”. Estos valores no se fundan en “mayorías” de
opinión, provisionales y mudables, sino que deben ser simplemente reconocidos,
respetados y promovidos como elementos de una ley moral objetiva, ley natural
inscrita en el corazón del hombre, y punto de referencia normativo de la misma
ley civil». Y continua diciendo: «La autoridad debe emitir leyes justas, es
decir, conformes a la dignidad de la persona humana y a los dictámenes de la
recta razón: “En tanto la ley humana es tal en cuanto es conforme a la recta
razón y por tanto deriva de la ley eterna. Cuando por el contrario una ley está
en contraste con la razón, se le denomina ley inicua; en tal caso cesa de ser
ley y se convierte más bien en un acto de violencia”».
Supeditar los principios,
creencias y convicciones... “negociar” con los valores humanos y morales
esenciales por razones estratégicas de presumibles réditos electorales... es
una indignidad. Incumplir los programas electorales, que son un contrato moral
con los votantes, es una indignidad. Y el que lo hace es indigno. Del latín
indignus. Que no tiene mérito ni disposición para algo. O que es inferior a la
calidad y mérito de alguien o no corresponde a sus circunstancias.
La muerte de seres inocentes
nunca está justificada lo diga quien lo diga. El ser humano es un fin en sí
mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Y en esto no vale
abstenerse. Las posibles soluciones no pueden ser siempre las mismas y tirando del
eufemismo interrupción voluntaria del embarazo... para hablar de la muerte de
un ser humano. Porque de esto se trata. ¿Hasta cuándo la matraca de que “el
feto es ser humano pero no persona humana”?
Hemos perdido, de nuevo, en el
Parlamento... lo ya perdido en la calle. El convencimiento de que el ser humano
es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su
desarrollo.
Y tres cosas que he leído por
ahí... y hago mías:
1. Que nos vaya quedando claro...
ningún partido en España defiende los valores cristianos pues el “Ser Político”
se pone por encima del “Ser Discípulo”, aunque entre sus filas haya quien se
denomine cristiano. Es necesario exigir coherencia a los líderes políticos que
se definen como tales.
2. Dijo Santa Teresa que “la
Verdad padece, pero no perece”.
3. Estamos como estábamos. Ahora
toca despertar y a hacer caso al Papa. Toca arremangarse y ponerse a ayudar
-más y mejor- a las madres y a los padres en dificultades. Eso sí que está en
nuestra mano.
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