La reciente Instrucción Pastoral
“Iglesia, servidora de los pobres”, aprobada por la Conferencia Episcopal Española...
debes leerla. Desde el principio hasta el final.
Porque es necesaria. Y porque se
entiende todo. Y porque... para que lo que en ella pone... se haga vida...
también tu haces falta. Y porque propone cosas concretas. Ocho propuestas
esperanzadoras desde la fe para vivir el compromiso caritativo, social y
político.
- Promover una actitud de renovación y
conversión, que nos identifique con Cristo y que salga al encuentro de los
pobres, siendo instrumentos para su liberación, promoción e integración en la
sociedad.
- Cultivar una espiritualidad que
impulse al compromiso social. Sólo el encuentro con el Amor de Dios, puede
transformar y purificar los corazones de los discípulos, cambiándolos de
egoístas y cobardes en generosos y valientes; de estrechos y calculadores, en
abiertos y desprendidos.
- Apoyarse en la fuerza transformadora
de la evangelización, porque el anuncio del Evangelio, fermento de libertad y
de fraternidad, ha ido acompañado siempre de la promoción humana y social de
aquellos a los que se anuncia.
- Como consecuencia de lo anterior,
profundizar en la dimensión evangelizadora de la caridad y de la acción social,
desde el testimonio personal y sin olvidar el anuncio explícito de Jesús.
Tenemos, además, el reto de ejercer una caridad más profética. No podemos
callar cuando no se reconocen ni respetan los derechos de las personas, cuando
se permite que los seres humanos no vivan con la dignidad que merecen.
- Promover el desarrollo integral de la
persona y afrontar las raíces de las pobrezas. Además de atender a las
necesidades más urgentes, el acompañamiento de las personas es la base de la
acción caritativa: No se trata sólo de asistir y dar desde fuera, sino de
participar en sus problemas y tratar de solucionarlos desde dentro.
- Defender la vida y la familia como
bienes sociales fundamentales.
- Afrontar el reto de una economía
inclusiva y de comunión. La reducción de las desigualdades debe ser uno de los
objetivos prioritarios de una sociedad que quiera poner a las personas, y
también a los pueblos, por delante de otros intereses.
- Fortalecer la animación comunitaria.
Es necesario que la comunidad cristiana sea el verdadero sujeto eclesial de la
caridad.
Y no tengo nada más que añadir. Me pongo a pensar qué es lo que puedo
-y debo- hacer yo.
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