Para ser un español -o española-
como es debido... ante cualquier “litigio” que tengamos con otro... hay que
partir de la premisa de que ese otro “no tiene razón”... y es más “nunca la va a
tener”. El tema a litigio es indiferente. Da lo mismo que el asunto a debate
sean los toros, el fútbol, la política, la religión, un conflicto vecinal, o
una discusión en la comunidad de vecinos. En temas de gran trascendencia... y
en los más triviales. “Yo tengo la razón, que para eso es mía... y el otro... o
me da la razón... o se equivoca”. Y además de equivocarse... comente el pecado
nefando de “no escucharme”.
El esquema clásico de la
comunicación... emisor, receptor, código, canal, mensaje, contexto... y feed
back o retroalimentación... entre nosotros no vale. Y no vale porque nos
saltamos el feed back: En jamás de los jamases se nos ocurre que podemos
ponernos en el pellejo del otro e incorporar a nuestro siguiente mensaje las
partes del discurso del otro que consideremos aceptables o con sentido para así
avanzar en la comunicación.
Es más... nos apasiona la
frase... “hablar contigo es como hablar con una pared”. Así somos. Es el otro
el que no escucha, es el otro el que no es receptivo, es el otro el que no está
abierto al diálogo... en el fondo... es el otro el que no me da la razón.
Porque, como dice otra de nuestra frases favoritas... “ya puedes decir misa”.
Antonio Machado... que nos
conocía bien... nos dejó un buen ejemplo de diálogo entre españoles:
Discutiendo están dos
mozos
si a la fiesta del lugar
irán por la carretera
o campo atraviesa irán.
Discutiendo y disputando
empiezan a pelear.
Ya con las trancas de pino
furiosos golpes se dan;
ya se tiran de las barbas,
que se las quieren pelar.
Ha pasado un carretero,
que va cantando un cantar:
«Romero, para ir a Roma,
lo que importa es caminar;
a Roma por todas partes,
por todas partes se va».
si a la fiesta del lugar
irán por la carretera
o campo atraviesa irán.
Discutiendo y disputando
empiezan a pelear.
Ya con las trancas de pino
furiosos golpes se dan;
ya se tiran de las barbas,
que se las quieren pelar.
Ha pasado un carretero,
que va cantando un cantar:
«Romero, para ir a Roma,
lo que importa es caminar;
a Roma por todas partes,
por todas partes se va».
Consecuencias a corto plazo:
Acabaron como poco... magullados. Consecuencias a medio plazo... es de suponer
que no llegaron a la “fiesta del lugar”. Consecuencias a largo plazo... jamás
sabremos cómo les habría ido la vida... si el camino lo hubieran hecho juntos.
Nuestro peor problema de
comunicación es que no escuchamos para entender, sino que escuchamos para
contestar. Y así nos va. Y así nos va a seguir yendo.
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