Que en estos tiempos que corren un
colectivo se decida a poner en práctica aquello de “trabajar menos para
trabajar todos”... es, de corazón, un motivo de profunda alegría,
agradecimiento y un claro signo de esperanza. Y este colectivo son los
Profesores de Religión en los Centros Públicos.
La situación de partida es sencilla de explicar. La Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León ha anunciado recortes significativos que van a afectar a los docentes... entre los que se encuentran los profesores de Religión de los centros públicos no universitarios. Así, por ejemplo... al aumentar la ratio de alumnos por aula se va a reducir el número de aulas en todos los niveles. Y la ecuación es sencilla. A menos aulas, menos horas a impartir de Religión y Moral católica... y menos profesores necesarios.
Y aparece -y damos gracias a Dios por ello- el Principio de Solidaridad, que no está reñido con el de Justicia.
Porque la alternativa sería despedir a algunos... y esta no es la mejor solución. Porque alguno puede reducir parte de su horario para que otros puedan tener algo. Porque, en este caso, la solidaridad no es “sumar todas las horas existentes y dividirlas” entre los profesores que hay. Solidaridad es mantener, si se puede, a todo el personal, no despedir a nadie, con una reducción proporcional de todos o casi todos los profesores... Porque en este momento de especial dificultad es mejor “repartir” que “eliminar”, como algunos están reclamando.
Me consta que nuestros Obispos están profundamente agradecidos a los Profesores de Religión Católica por su labor diaria en los centros escolares... Pues muchas veces, los alumnos encuentran en ellos “no sólo maestros en su saber y saber enseñar, sino también testigos de una vida de fe en la que puedan encontrar los signos mediante los cuales Dios se hace presente”.
Agradecimiento que amplían y hacen público en estos momentos ante la generosidad de los Profesores de Religión. Porque como dijo Santa Teresa, “en tiempos recios hacen falta amigos fuertes de Dios”.
Repito y termino, doy gracias a Dios por poder contar con profesores que enseñan... y que abren caminos de esperanza.
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