Roma. 1 de
enero de 2014. Hora del Ángelus. Habla el Papa Francisco: «Ayer recibí una
carta de un señor, quizás de uno de ustedes, que contándome una tragedia
familiar, sucesivamente listaba tantas tragedias y guerras hoy en el mundo. Y
me preguntaba: ¿Qué sucede hoy en el mundo, que está llevando a hacer todo? Y
decía, en fin, es hora de detenerse». Y el Papa se detiene, mira a la gente que
está en la Plaza... y prosigue: «También yo creo que nos hará bien detenernos
en este camino de violencia y buscar la paz».
Vaya, vaya,
vaya... a ver si el Papa nos está diciendo que vamos muy deprisa. A ver si va a
querer decir que pasamos por la vida pero no la vemos. A ver si está sugiriendo
que no dedicamos ni un minuto a pensar qué es lo que estamos haciendo... y
mucho menos a reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos. ¿Nos
sentimos responsables y protagonistas de la Historia -aunque sea mínimamente- a
través de nuestros actos, gestos y pensamientos... por acción u omisión?
¿A dónde
queremos ir? ¿Qué queremos hacer... o dejar de hacer? ¿Qué queremos cambiar?
¿Para qué? ¿Y cuándo? ¿Y por dónde vamos a empezar?
Volvemos a
Francisco... que le hemos dejado con la palabra en la boca: «Desde cada rincón
de la tierra, hoy los creyentes elevan su oración para pedir al Señor el don de
la paz y la capacidad de llevarla a cada ambiente. Que en este primer día del
año, el Señor nos ayude a encaminarnos todos con más decisión por los caminos
de la justicia y de la paz. Comenzamos en casa ¡eh! Justicia y paz en casa.
Entre nosotros ¡eh! Se comienza en casa y después se va adelante, a toda la
humanidad, pero debemos comenzar en casa».
Se nos está
pidiendo una onda expansiva. Como esa piedra que cae en un estanque... y se
expande... y se expande... y se expande. Y se junta con otras ondas. Y altera
todo el “orden” de las aguas.
Busquemos
una paz que sea fruto de la justicia, una paz que sea fruto de la
solidaridad. Esta meta de la paz, sólo se alcanzará con la realización de
la justicia. Poniendo en práctica -sin descanso y allá donde estemos- las
virtudes que favorecen la convivencia y nos enseñan a vivir unidos, para
construir juntos, dando y recibiendo, una sociedad nueva y un mundo mejor.
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